martes, 12 de febrero de 2013

ACUERDO CON IRÁN: DURÍSIMO ARTÍCULO DE UN COLUMNISTA ISRAELÍ

ACUERDO CON IRÁN: DURÍSIMO ARTÍCULO DE UN COLUMNISTA ISRAELÍ De Isi Leibler, en su columna “Hablando francamente” en The Jerusalem Post: El pacto con el diablo de la Argentina El hecho que los líderes argentinos puedan formar parte de un cínico encubrimiento del asesinato de sus propios ciudadanos debería llevar a una severa condena. La Presidenta de la Argentina, Cristina Kirchner, ha desechado lo que quedaba de la integridad moral de su país al consumar un pacto con el diablo con Irán, cuyos líderes fueron responsables de haber infligido el peor acto de terrorismo de la historia contra sus propios ciudadanos. En marzo de 1992, la Embajada israelí en Buenos Aires sufrió un atentado terrorista que mató a 29 personas e hirió a 242. Dos años después, en julio de 1994, un segundo atentado tuvo como blanco el centro comunitario judío (AMIA), matando a 85 e hiriendo a cientos. Hubo prolongadas investigaciones y, finalmente, dos fiscales argentinos, Alberto Nisman y Marcelo (NdT: Martínez) Burgos, acusaron formalmente al gobierno iraní de orquestar los ataques. En 2007, el gobierno argentino incluso emitió órdenes de captura para seis iraníes acusados de involucramiento; uno de ellos, Ahmad Vahidi, es actualmente ministro de Defensa, y otro es el ex presidente Alí Rafsanjani. Éstos fueron colocados en la lista “roja” de criminales buscados por Interpol. Ninguno de ellos fue aprehendido y, como era previsible, Irán se negó rotundamente a cooperar. Con el tiempo emergieron evidencias que expusieron corrupción e indicaron que había tenido lugar un encubrimiento. Un juez fue acusado de soborno y hubo acusaciones de que el servicio de inteligencia iraní había depositado 10 millones de dólares en una cuenta bancaria en Suiza abierta por el ex presidente Carlos Menem a cambio de su silencio sobre el asunto. En marzo de 2012, a Menem se le ordenó ir a juicio por obstrucción de justicia, pero hasta la fecha no ha habido progresos. En 2005, el presidente Néstor Kirchner, el difunto esposo de la actual presidenta, describió el fracaso de la Argentina para avanzar en este asunto como una “desgracia nacional”. Pero ahora, su viuda y sucesora, la presidenta Cristina Kirchner, en un giro sorprendente, ha llevado la decadencia política argentina a su clímax al consumar un pacto con los iraníes para crear una “comisión de verdad” conjunta a fin de investigar el ataque terrorista a la AMIA por medio de “autoridades judiciales de la Argentina e Irán (...) y emitir un informe con recomendaciones sobre cómo debería procederse en el caso”. Para que no haya dudas sobre el resultado, la declaración desvergonzadamente destacó que el proyecto estaría “basado en las leyes y reglamentos de ambos países”. Irónicamente, la presidenta Kirchner anunció este pacto diabólico con los asesinos de civiles argentinos, quienes fueron atacados por ser judíos, el 27 de enero, Día Internacional de Recordación del Holocausto. Además, en su declaración la presidenta Kirchner destacó que nunca permitiría “que la tragedia de la AMIA sea utilizada como una pieza de ajedrez en un juego de lejanos intereses geopolíticos”, expresando claramente la oposición de la Argentina a los esfuerzos para evitar que Irán obtenga una bomba nuclear. El hecho que los líderes argentinos puedan colaborar con tan cínico encubrimiento del asesinato de sus propios ciudadanos y crear una “comisión de verdad” con un régimen miserable, despótico y negador del Holocausto debería llevar a una condena al gobierno argentino por parte del mundo civilizado. Éste debería ser visto incluso peor que la Venezuela de Hugo Chávez, conocida por ser uno de los principales aliados y financiadores de la Argentina. Detrás de esta movida están los problemas económicos que enfrenta la Argentina en relación con sus deudas con el Banco Mundial y otras instituciones globales. Ya en marzo de 2011 hubo informes de prensa según los cuales el canciller argentino, Héctor Timerman, había ofrecido para congelar la investigación de la AMIA a cambio de una mejora en las relaciones económicas con Irán. También se alegó que Timerman había propuesto que el presidente sirio, Bashar Assad, podía actuar como intermediario para facilitar tal acuerdo. Un supuestamente filtrado cable del canciller iraní Alí Salehi decía: “La Argentina ya no está interesada en resolver esos dos ataques, sino que en cambio prefiere mejorar sus relaciones económicas con Irán”. Los actuales líderes comunitarios judeoargentinos están muy lejos de sus valientes predecesores que condujeron a la comunidad hasta la década de 1980. Sin embargo y a pesar de ser intimidados por Timerman, expresaron una silenciada angustia respecto del vergonzoso encubrimiento de su gobierno de los iraníes responsables del asesinato a sangre fría de sus paisanos. El Ministerio del Exterior israelí expresó amarga decepción y conmoción y convocó al embajador argentino. El vicecanciller, Danny Ayalon, dijo que “la movida de la Argentina no hizo más que provocar conmoción y preocupación en Israel (...) Estaba claro para todos que los iraníes y sus secuaces de Hezbollah estuvieron involucrados en el ataque” y que llevar a los iraníes a una llamada “comisión de verdad” era equivalente a “invitar al asesino a participar en una investigación del asesinato”. Según un informe de Haaretz, esto resultó en una respuesta furiosa y casi histérica del canciller Timerman, quien convocó a la embajadora israelí, Dorit Shavit, y acusó a su gobierno de proveer “municiones a los antisemitas que acusan a los judíos de doble lealtad”. Añadió que “Israel no tiene derecho a demandar explicaciones. Somos un Estado soberano e Israel no tiene derecho a hablar en nombre del pueblo judío, ni lo representa”. Shavit respondió que Israel tenía derecho a estar preocupado por el bienestar de los judíos en todo el mundo y le recordó a Timerman la relación de su propia familia con Israel. El padre de Timerman, Jacobo, un judío argentino, había sido editor de La Opinión, un semanario izquierdista. Su involucramiento con un cuestionable banquero de inversión fue la base o el pretexto para ser arrestado por la junta militar de derecha que controlaba el país en ese momento. Fue sometido a tortura y mantenido en confinamiento solitario. Alegó, probablemente con justa causa, que el antisemitismo jugó un factor en su arrestó, pero perdió el rumbo cuando argumentó que la dictadura militar de derecha representaba una amenaza genocida para los judíos. Fue como resultado de la intervención secreta de las autoridades israelíes, incluido el embajador, que fue liberado en 1979 y llegó a Israel, donde escribió un libro delineando su persecución en la Argentina, titulado “Prisionero sin nombre, celda sin número”. Sin embargo, pocos años después, en 1983, publicó un segundo libro atacando brutalmente las políticas de Israel en relación con la guerra del Líbano y acusando al primer ministro Menachem Begin de destruir la integridad moral del pueblo judío y transformar a los israelíes en “eficientes criminales”. Comparó a Israel con el gobierno fascista de la Argentina que lo había encarcelado y torturado y pidió que un tribunal de judíos de la Diáspora aprobara un juicio moral a los líderes de Israel y a TzáHa”L. Poco después de publicar su diatriba dejó Israel y murió en Buenos Aires, en 1999. Su odio y falta de reconocimiento a Israel por salvar su vida le fueron legados a su hijo, Héctor. Antes de convertirse en canciller, los antecedentes judíos de Héctor habrían sido un importante factor que contribuyó a su designación como cónsul general de la Argentina en Nueva York, donde desarrolló relaciones con miembros influyentes de la comunidad judía. Como canciller, Timerman se presenta como un devoto defensor de los derechos humanos. Sin embargo, jugó un rol central en nombre del régimen argentino en desinfectar al asesino iraní de su propio pueblo. El orquestar tal pacto con uno de los peores violadores de los derechos humanos del mundo constituye una burla a sus pretensiones morales. Él también disfruta claramente de atacar a Israel, aparentemente ajeno al hecho que el Estado judío fue responsable de salvar la vida de su padre. Sólo el mes pasado comparó el control del Reino Unido de las Islas Malvinas, que la Argentina reclama, con el control “colonial” de Israel de la Margen Occidental. Es nauseabundo ver que tan despreciable comportamiento del gobierno argentino está siendo implementado por un canalla judío de extrema izquierda. PROGRAMA EMET ·