domingo, 24 de febrero de 2013

BIELSA Y TAIANA LO HABIAN DICHO A PERFIL

BIELSA Y TAIANA LO HABIAN DICHO A PERFIL Cancilleres K: el acuerdo con Irán ya había sido rechazado Roberto García Moritán desató la polémica: afirmó que Néstor Kirchner ya había recibido una oferta iraní, muy similar a la actual. Los ex cancilleres la cuentan. Por Hernán Dobry 23/02/13 - 02:49 Ex y actual. Los cancilleres de la era K: Néstor con Bielsa, y Cristina con Taiana y Timerman. El ex vicecanciller Roberto García Moritán desató la polémica la semana pasada, cuando afirmó que Irán le había ofrecido al gobierno de Néstor Kirchner un acuerdo que “también tenía nueve puntos y era muy similar al actual. Con sus matices, pero el mismo espíritu”. Esto provocó la ira del actual ministro de Relaciones Internacionales, Héctor Timerman, quién salió a desacreditarlo. “El dijo similar, no igual, y esto es porque Irán a Cristina también le hizo muchas propuestas, pero ninguna incluía la presencia del juez en los interrogatorios. Eso no figura en nada que esté en los archivos de la Cancillería argentina”, destacó. Sin embargo, los propios ex cancilleres kirchneristas Rafael Bielsa y Jorge Taiana sostienen que esas ofertas fueron presentadas por el gobierno iraní y que siempre se rechazaron. Sus testimonios fueron utilizados en una investigación que este diario realizó en 2011 sobre el incremento de las exportaciones a Irán en el gobierno de Cristina Kirchner. Ante la votación de esta semana, PERFIL intentó recoger sus impresiones actualizadas, pero no obtuvo respuesta. Aquí, sus palabras de entonces. Rafael Bielsa. ¿Cómo era la relación con Irán cuando era canciller? “Pésima, las relaciones comerciales no existían, se empezaron a incrementar después de que dejé la Cancillería. Nos hacían ofertas: 4 mil millones de dólares en compras de maíz, trigo, etc. Tuve algunos diálogos en Venezuela con su presidente en ese tiempo, Muhamad Jatami, y estuvimos a punto de armar una reunión con Néstor Kirchner. Tomaban muchos cuidados y, finalmente, no se hizo. Siempre nos estaban haciendo trampa”, dijo entonces. —¿Qué les decían? —Que la causa AMIA era política, y les explicábamos que acá el Poder Ejecutivo no le da órdenes al Judicial, muchísimo menos en una causa de esta naturaleza. Ellos se hacían los que no entendían, mandaron varias misiones. —¿Les plantearon dejar de lado la causa AMIA para mejorar el comercio? —Sí, era una actitud extorsiva. Estábamos en permanente contacto con los familiares y la comunidad informándolos de todo. Había algunos grupos que no querían que habláramos con los iraníes. Cada paso que dábamos, cada memorándum que enviábamos, lo consultábamos con todos, porque era una cuestión muy sensible y estaba siempre el fantasma de las ofertas. Tuve una pelea grande con el New York Times, que publicó un editorial donde decía que estábamos haciendo negocios y, precisamente, la orden era limitarnos a esa mínima presencia diplomática. No sé cómo se reiniciaron ni cómo sucedió, pero es una barbaridad. No soy de los que creen que los intereses van por un lado y la política por el otro. Me parece que la herramienta comercial es de política exterior. —¿Qué podría hacerse para evitarlo? —Es un país manifiestamente hostil que se ha negado a contestar todos los exhortos de un poder independiente del Estado como es el Judicial, sin ningún tipo de explicación; que tiene un ministro de Defensa requerido por la Justicia argentina, inculpado en el atentado a la AMIA. Lo hablé mucho con la gente de Venezuela y ellos trataban siempre de ser mediadores. Una vez tuve una charla con mi colega Alí Rodríguez donde le manifesté que se dejaran de joder, que no insistieran más, que eso era una política de Estado, que no la pensábamos modificar. —¿Qué cambió con Cristina Kirchner? —Está aceptando lo que nos planteaban como moneda de cambio para que nos dejáramos de joder: comprarnos. Les decíamos: los vamos a seguir hasta debajo de la cama, acá no hay arreglo, contesten los exhortos. Uno de sus argumentos era: se están perdiendo 4 mil millones de dólares. Hubo discusiones homéricas, porque son muy teatrales, se levantaban, empezaban a juntar los papeles y nosotros impertérritos; si quieren, váyanse. Jamás hubo la más mínima concesión. Cuando intentamos organizar esa reunión en Venezuela, tuvimos que negociar un temario. No se hizo porque ellos querían que un punto sugiriera que podía haber algún error por parte del Poder Judicial en el requerimiento de estos dignatarios iraníes. Eramos muy rigurosos con ese tema. El eslabón perdido es el proceso que llevó a un cambio en la posición de absoluta no negociación. El Gobierno les dice a los familiares que los que comercian son las empresas y no el Estado. Me parece un argumento pelotudo, me fastidia mucho porque era un tema sagrado para Néstor. Debe de haber habido un cambio de política motivado por alguna razón que no es la que se está exponiendo. Cuando era canciller, hablar de venderle o comprarle a Irán era casus belli, algo que no se le pasaba por la cabeza a nadie. Jorge Taiana. ¿Qué contactos tuvieron con Irán en su gestión? “Ninguno en particular. La relación era muy fría y de muy bajo nivel. Habían pedido traer más gente y se les dijo que no. El único contacto fue por parte del fiscal. Ellos cuestionaron las órdenes rojas de Interpol y se llevó a que se discutiera en la Asamblea de la entidad, donde hubo que hacer un poco de acción diplomática con los países y se logró que las activaran”. —¿Por qué se reanudaron las relaciones comerciales? —Levantaron la sanción que nos habían puesto por la detención de Soleimanpour, porque igual estaban triangulando, seguían comprando. No hubo explicación porque no había más diálogo, lo único eran los pedidos de extradición o para que fueran a declarar, que los rechazaban in limine. —¿Les ofrecieron algo para que esto cambiara? —Lo único que hubo fue, en la época de Bielsa, una reunión con el director jurídico de su Cancillería, que viajó especialmente a la Argentina. La discusión era la misma de siempre: querían una solución política, que es lo que no podemos hacer. Meses después, ese señor vino como encargado de negocios e intentó hablar con los jueces y no le prestaron mucha atención. Hubo una reunión con los familiares presentes. —¿Nunca hubo una oferta diferente? —No hubo ningún diálogo. Nuestro planteo era: no se puede hablar de nada mientras no haya colaboración judicial. Ellos parten de la idea de que no tienen una separación de poderes, que la persecución judicial es una decisión política. Al contrario, el Ejecutivo actuaba cumpliendo una orden del Poder Judicial, que era la tramitación de los exhortos. ¿Cómo se va a meter en la causa? No quisieron entenderlo. Donde mostraron falta de voluntad –que hizo que tuviéramos una política muy fría– fue en que ni siquiera recibían las solicitudes, o sea, las rechazaban y las descalificaban. No hubo ninguna muestra de que existiera la más mínima voluntad de ayudar a esclarecer el hecho. Nuestra posición fue: tenemos 86 muertos argentinos y no podemos hacer ninguna concesión ni darle facilidad a un Estado que no muestra signos de buscar algún tipo de solución que ayude a esclarecer el hecho, que es lo que nos interesa. —¿Se puede separar a Irán de sus políticos? —Se puede, si entregan a las personas buscadas. Si los responsables son penalizados, puede no ser responsable la totalidad del Estado. Timerman, cuestionado Héctor Timerman ha logrado algo que poca gente había conseguido hasta ahora en la Argentina: encolumnar a casi todos los sectores de la comunidad judía local y global detrás de un mismo discurso. Rabinos ortodoxos, conservadores y reformistas compartieron su rechazo por el memorándum, al igual que lo hicieron los partidos de derecha e izquierda de la colectividad e, incluso, la DAIA y la AMIA. Timerman se ha quedado sin aliados dentro de las instituciones judías laicas y religiosas, al punto que hasta su propia comunidad, Bet El, le ha dado la espalda, algo que, por ahora, parece no preocuparlo demasiado.