domingo, 17 de febrero de 2013

CAUSA AMIA

Tras intentar, sin éxito, entrevistar al canciller argentino,Hector Timerman, un periodista del periódico Haaretz (edición en inglés) escribió acerca de lo que considera su traición y las preguntas que quedaron sin respuesta. El canciller argentino está esquivando preguntas sobre la cooperación de su país con Irán y está custodiando los intereses populistas de su gobierno. Por Anshel Pfeffer Haaretz (English Edition) Febrero 2012 Traté de obtener una respuesta del ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Héctor Timerman en su conferencia de prensa en Londres el miércoles, pero sus ayudantes me catalogaron como el periodista israelí molesto y no me pasaron el micrófono. Un colega le preguntó sobre las críticas a su acuerdo para investigar, junto con los iraníes en una "comisión de la verdad", el atentado de 1994 contra un centro comunitario judío, y él ignoró la pregunta. Cuando otro corresponsal insistió, Timerman murmuró algo acerca de "tener fe en los investigadores" y siguió adelante. Yo lo esperé y le tendí una emboscada cuando se retiraba del edificio. "¿Cuál es su respuesta a las acusaciones de Israel?", pregunté. Pero todo lo que obtuve fue una sonrisa gélida mientras se iba, y espetaba en español un "ya respondí a todas las preguntas". Hubo tantas preguntas que no respondió. ¿Por qué, hace dos semanas, aceptó investigar el atentado con los iraníes siendo que los fiscales argentinos ya anunciaron en 2006 que éste fue perpetrado por Hezbollah con respaldo de Irán? ¿Será por los lucrativos lazos económicos con su gobierno, financieramente ahogado? ¿Será que las donaciones hechas por el líder venezolano Hugo Chávez (otro amigo latinoamericano de Irán) a la campaña electoral de Cristina Fernández de Kirchner, tienen algo que ver? ¿O será por porque Irán es uno de los más acérrimos defensores de los derechos que Argentina clama sobre las Islas Falkland, en poder de los británicos? Y cuando la semana pasada, muy enojado, reprendió a la embajadora de Israel, Dorit Shavit, diciendo que "Israel no habla en nombre del pueblo judío y no lo representa, ¿No recordó cómo, hace 34 años, su padre, Jacobo Timerman, fue liberado de prisión gracias a la intervención israelí y encontró refugio en Tel Aviv hasta el final de la Junta Militar? ¿Cómo encajan sus negociaciones con Irán con su afirmación de que representa un gobierno que promueve los Derechos Humanos en todo el mundo? ¿Por qué no respondió? Él se encontraba en Londres por la Semana de las Malvinas (que es como Argentina llama a las Falkland), la campaña internacional del gobierno de Kirchner contra el referéndum que habrá el mes próximo en las islas, en el que se prevé que la votación de los isleños será abrumadoramente favorable a la permanencia bajo soberanía británica. Probablemente no quiso que algún otro asunto distrajera la atención de la disputa sobre las islas. Quizás haya comprendido que las conexiones de su gobierno con los iraníes difícilmente aumentarán la simpatía que le tienen los británicos. ¿Será que por vergüenza se abstuvo de responderme? No cabe duda de que Timerman tiene razón respecto a un tema. El Estado de Israel no tiene mandato para hablar en nombre de los judíos argentinos, o de ninguna otra comunidad judía en el mundo. La mayoría de los judíos del mundo no han elegido vivir en Israel ni votan en sus elecciones. Israel no siempre comparte sus intereses con los intereses de la Diáspora, si es que existe algo así. A veces, esos intereses chocan. Pero Timerman no se quedó ahí. En el fascinante reporte sobre su encuentro con la embajadora Shavit escrito para Haaretz por Barak Ravid, es citado diciendo: "El deseo de Israel de involucrarse en este asunto, sólo proporciona munición a los antisemitas, que acusan a los judíos de doble lealtad". Timmerman tiene todo el derecho de criticar a Israel, su gobierno y sus políticas. Pero, al acusarla de avivar el odio anti-judío, básicamente está excusando a los antisemitas y legitimando la vinculación que ellos establecen entre el mundo judío y las supuestas fechorías que comete Israel. No hay ningún motivo para que Timerman, como orgulloso judío argentino, se vea contaminado por Israel si él no desea que Israel lo represente. Entonces, ¿Por qué está creando esa conexión? Desde que lo mencionó, es importante repetir con algunos detalles la implicación de su familia con el Estado de Israel. Tal Shalev, en Walla, trae la historia completa de cómo Timerman, era un orgulloso "sionista socialista" hasta que perdió la fe en el rumbo de Israel, a partir de la Primera Guerra del Líbano en 1982, fue liberado de prisión por medio de la intervención de Israel y escapó por poco al destino de otros miles de "Desaparecidos", de la Guerra Sucia en Argentina. No, yo no creo que Timerman debe ser indulgente con Israel sólo porque sus esfuerzos probablemente salvaron la vida de su padre. Pero debería frenar y reflexionar. Cuando dice que Israel no tiene nada que ver con la investigación del atentado porque ningún ciudadano israelí murió, sería útil recordarle que dos años antes un atentado muy similar a la embajada de Israel en Buenos Aires terminó con la vida de 29 civiles, entre ellos 4 israelíes. Una gran parte, sino la mayor parte, de la información confiable que recibieron los investigadores argentinos durante años provino fuentes de inteligencia israelíes, sin duda mucho más de lo que alguna vez alcanzará a investigar la "Comisión de la Verdad". Y mientras ninguno de los responsables de perpetrar el atentado ha sido llevado a la justicia, y probablemente nunca lo será, el autor intelectual , el jefe de operaciones de Hezbollah, Imad Mughniyeh, fue ejecutado en un coche bomba hace cinco años en Damasco, un ataque cuya autoría fue atribuida a Israel. Una dolorosa justicia, sin duda, pero con toda certeza la única justicia que los familiares de las 85 víctimas en la comunidad judía han visto en 19 años. Timerman no es tonto. Él sabe perfectamente todo esto, pero ha elegido. No es una cuestión de doble lealtad. Timerman no fue forzado a elegir entre fidelidad a su patria o lealtad al Estado de Israel. Después de todo, como él mismo lo señaló, los asesinados en el atentado en el centro comunitario son todos ciudadanos argentinos. Ellos son las personas a las que ha traicionado, priorizando los intereses populistas y oportunistas de su gobierno. La historia de Israel en Argentina está lejos de ser impecable. En los años 70 y a principios de los 80, tuvo vínculos cercanos con los gobiernos de la Junta Militar y proveía a sus generales con armas (tal como lo hicieran Estados Unidos y Francia). Hay quienes sostenían en aquel tiempo (y lo hacen hasta hoy en día respecto de otros regímenes dudosos) que Israel necesita una industria militar de avanzada para sobrevivir y que dicha industria debe ser capaz de exportar para sobrevivir. También existió el argumento según el cual las conexiones con los generales permitieron que Israel pudiera actuar tranquilamente tras bambalinas en nombre de la comunidad judía de Argentina. Si esto justificaba una cálida relación bilateral es una pregunta que aún espera ser respondida, pero que sin duda ayudó a Jacobo Timerman. Héctor Timerman se enorgullece de su historia como activista por los Derechos Humanos, pero ha elegido alinear a su país con uno de los más despóticos y despiadados regímenes del mundo. Al mismo tiempo, utiliza las acciones de Israel para justificar el antisemitismo. Él no ha sido desleal con Israel. ¿Podría serlo, siendo que no le debe nada? (Quizás la vida de su padre). Pero él le ha dado la espalda a sus propios ciudadanos, ha traicionado sus propios ideales democráticos y ha traicionado a la Argentina, y lo sabe. Pienso que sencillamente sentía demasiada vergüenza como para responder a mis preguntas.